Cuñado de mi vida

Cuñado de mi vida y marido (por desgracia) de mi hermana:

Como la última cretinez que me has hecho –no a mí, sino a tu futuro hijo (pobre chaval)- es muy gorda, te voy  recomendar que dejes eso de los regalos para quienes saben de ello. Mira que regalarle al nene un biberón con la forma de la botella de una conocida marca de whisky… Es pa’ colgarte de allí de donde no te voy a decir.

Claro que lo peor ha sido que haya tenido que contármelo mi hermana, entre hipidos porque habéis tenido una bronca curiosa. Sabes que cualquier excusa es buena para ponerte “a caldo”, pero es que, chico, me lo has puesto muy fácil.

Mi hermana quería someterte a una de sus sesiones de trato gélido “no te voy a reñir ni pienso decir una palabra más alta que otra, pero te vas a sentir peor que el cazador que se cargó a Bambi”. Pero yo soy peor persona, y le he sugerido que te trate bien y te mime.

Regalos a traición

Porque, vamos a ver, hacerte un regalito es tratarte bien, ¿no?… ¡Pues no, tío ceporro! Del mismo modo que tu futuro hijo (si se anima a venir, que con un padre semejante hay que pensárselo) no ha podido defenderse ante el regalito que le has perpetrado, tú tampoco vas a poder hacerlo ante los que tu esposa, si sigue mis consejos, te va a ofrecer.

Al fin y al cabo, son presentes originales y que deberías agradecer, puesto que, del mismo modo que tu bebé va a necesitar leche y por eso le has regalado un biberón (insisto, pa’ matarte), tú tienes tus necesidades y aficiones.

Un brindis a las estrellas

Y, precisamente, respondiendo a una necesidad tuya la de racanear cuando vas de fiesta, ahí va la venganza de tu bebé: se trata de una cantimplora con forma de biberón que te va a encantar el día que lo saques al parque y quieras echarte un traguito. Lo malo va a ser la noche que, de fiesta, te la encuentre el portero. A ver cómo se lo explicas, majete.

Aunque, claro, lo que de verdad me apetece es que tu esposa te haga un regalo que estoy seguro de que te va a hacer mucha ilusión: sé que te encanta Star Wars (aún no le he encontrado sitio al Jar Jar Binks que me reglaste), pero, ¿recuerdas Alderaan, el planeta que, en arrasaba la Estrella de la Muerte? Pues mira, algún listo ha decidido comercializar sus restos.

No son más que piedras porosas e irregulares, pero, mira, te lo imaginas. Además, con lo cenutrio que llegas a ser, seguro que vas por ahí presumiendo de los restos espaciales que te han regalado…