Merchandising regio

¿Desde cuándo las familias reales están reñidas con los regalos horteras? ¿Por qué razón no se puede utilizar la imagen de la monarquía para crear una serie de productos-souvenir? Eso debió pensar el primer chino (porque esto sólo puede imaginarse y llevarse adelante en las más enloquecidas fábricas del Imperio del Dragón, que ya es decir) al que se le ocurrió poner la cara de la Reina de Inglaterra en un plato de pared…

Ojo, que cada uno es muy libre de comprarse y regalar lo que quiera. Yo por ejemplo tengo un amigo, normal por lo demás, dedicadísimo al mundo de los recuerdos con motivos reales. Nada le hará más ilusión que un juego de té con la corona danesa, un llavero con la foto de una infanta (uy, cuando se casaron, qué explosión de productos) o algo parecido.

corona
Sólo les falta vender la corona…

Y hay mucho producto de este tipo por esos mundos de Dios, vaya que lo hay. Y la familia real inglesa se lleva la palma. Con el motivo del enlace del príncipe Guillermo aparecieron todo tipo de figuritas, monedas conmemorativas, consumibles como pastas del té y cerveza (of course), pisapapeles, recortables e incluso preservativos (sí, como lo oyes, o lo lees). El último Jubileo de la reina tampoco se quedó atrás…

La familia real inglesa es la más “merchandisingzada”

Ahora, que otras dinastías europeas como las escandinavas y otras como la japonesa han prestado también su imagen, o se la han sustraído, para crear estos productos difíciles de clasificar. Abundan los juegos de café, las chapas y sobre todo esos “recuerdos” que no sirven más que para ocupar espacio en un armario y criar polvo, tipo figuritas de porcelana.

Las ceremonias, especialmente las bodas, son el momento perfecto para vender, cuando el furor popular se dispara. La corona holandesa se apuntó a la moda con ocasión del matrimonio de Guillermo y Máxima, cuando sus retratos invadieron las tiendas holandesas bajo la forma de cojines, posavasos, monederos, bufandas, mousepad, marcos de fotos, carcasas para móviles y todos los productos imaginables (y alguno más).

Hay que advertir que a la mayoría de las personas de ideología monárquica este tipo de productos les da bastante grima y les parece incluso una falta de respeto (olvidando que normalmente las familias reales se aprovechan económicamente así de su popularidad). Sin embargo, puede ser una idea divertida y desenfadada, y una buena opción sobre todo en esas ocasiones en que no sabes qué regalar…