La mala vista de mi marido

Hola:

Soy la hermana del tipo que escribe este blog. Y tengo que defender a mi marido. Vale que mi hombre no haya entrado con buen pie en mi familia (se torció un tobillo en la escalera el día que subía para que le presentara a los míos), pero me trata muy bien.

No pasa un cumpleaños, un aniversario, un San Valentín o una Navidad sin que mi Angustioso me regale algo. Sin ir más lejos, el último cumple me regaló unos pantalones preciosos. El pobre no tiene la culpa de tener tan mal ojo con las tallas y que me sobren por lo menos seis o siete de cintura.

La mala vista de mi marido

Claro que, para poco ojo, el que tuvo cuando cumplimos siete años de casados (no sé por qué, mi hermano llamaba a nuestro matrimonio “La Guerra de los Siete Años”). El caso es que mi hombre me regaló unos patucos que, a día de hoy, uso para calentarme los pulgares. Es que me daba pena cambiarlos.

Indirectas

Claro que me confirmó que anda muy mal de la vista cuando me compró una jaulita para pájaros de dos metros cuadrados y sin cubierta superior. Tras pensarlo mucho, y para no darle el disgusto de devolverla, decidí comprar un pájaro acorde. Desde entonces, rompemos los huevos a martillazos y uno sólo nos da para comer tortilla cuatro días seguidos. Es lo que tiene las avestruces.

El caso es que, a pesar de la mala vista con las tallas,  mi angustioso me hace regalos muy originales: como sabe que me encantan los cachorritos de gato, me regaló un biberón precioso para que los amamantara yo misma.

Un hombre de gran corazón

No. No me regaló el gatito, que tuve que comprar yo misma. Pero es lógico: no podía transportarlo hasta nuestra casa… ¡Con la alergia que le dan! Si es que es ver al pobre Micifú y ponerse a estornudar. Es que es capaz de hacer cualquier cosa por mí.

Quizá, el único defecto grave que tiene mi marido es que es un poco bromista: un día lo pillé metiendo bolitas de anís en mi mesilla, donde guardo las píldoras. Para gastarme una broma me decía, a ver qué cara ponía al descubrir el sabor… ¡Qué tonto!

¿Que si mi Angustioso quiere ser papá? Pues no lo sé. Pero a mí gustaría tener niños pronto. Sólo estoy esperando a que mi marido me lo proponga. Es que quiero estar segura de que los dos queremos dar el paso.