Quedar bien con nuestros invitados de boda (sin arruinarnos)

Hay quien afirma que una boda es un negocio y da por sentado que lo es para los novios. Pero, ¿es así? ¿De verdad les resulta rentable encontrarse con tres batidoras, seis juegos de café y un lavaplatos de marca blanca y puerta roja que no encaja en ningún hueco de la, por otra parte, amueblada cocina?

¿En serio se creen algunos invitados que con cincuenta miserables euros pagan su plato, el de su esposa y el de los dos perfectos argumentos para no tener descendencia que suponen sus nenes?

¿Para quién es el negocio? ¿Para los contrayentes, expuestos a las más crueles críticas si algo no es perfecto o para unos invitados que se irán con el estómago repleto de marisco, la cabeza nublada por el alcohol y, encima, un recuerdo de la boda?

Ya nos hemos gastado bastante

Seamos serios: nos hemos gastado un dinero considerable en que todo sea precioso y funcione como un reloj suizo de los que funcionan bien. Pero no vamos a gastarnos demasiado en el recuerdo para doscientos gorron… amigos y familiares que han tenido a bien acompañarnos en el día más ruinos… feliz de nuestra vida.

Antes, cuando se podía fumar, con unos cigarrillos y unos puros, todos contentos. Hoy por hoy toca hacer encaje de bolillos y echarle mucha imaginación si no queremos acabar con la VISA definitivamente derretida. Vamos con unas ideas:

Las mujeres y los niños, primero

Las señoras estarán encantadas de llevarse, como recuerdo del enlace, unas preciosas pashminas de colores y nuestra menguada cuenta corriente agradecerá que sólo cuesten un euro y sesenta y cinco céntimos.

Por muy mal que nos hayan caído sus monstrui… retoños (hoy tenemos el teclado rebelde. O sincero), sería bueno que también tuvieran un recuerdo de la boda que casi destrozan haciéndola la zancadilla al camarero que llevaba la tarta nupcial, de cinco pisos de nata… Angelitos. Un cucurucho de chuches para cada uno, a ver si se entretienen un ratito.

Un puro que no se fuma

Y para su papá, ya que no puede fumar, unos puros de chocolate, de modo que pueda hacer como que fuma y, con la excusa, disimular el aliento que le ha dejado el par de botellas de vino que se ha bebido, aprovechando que ofrecemos autobús gratis a los invitados.

Pero la venganza. La más dulce de las venganzas vendrá cuando papis, mamis, abuelos y, sobre todo, abuelas se encuentren con que les devolvemos el favor…

El ajuar, pero al revés

Llevan años preparando el ajuar para sus nietas. Tanto que no sabemos dónde esconder sábanas, colchas y ropajes amarillentos, si no apolillados. De hecho: hemos reservado un armario en exclusiva para ellos.

Pues bien: veamos qué cara se les queda cuando, con una sonrisa, les demos lo que aparenta un perrito de peluche, diciendo: “Toma para el ajuar” y, al desplegarlo, vean que es  una linda y original toalla (que nos ha costado sólo 1,59€).

Son muchos los posibles agasajados y muchos también los regalos que tenemos en nuestro almacén, de modo que, advertido queda, esto no acaba aquí