Querido Papá Noel:

Querido Papá Noel:

¿Cómo estás? Espero que bien. Yo, esta Navidad, espero tu llegada con ilusión, porque he sido un niño muy bueno.

Este año he estudiado mucho, aunque la clase de Lengua me la ha dado el profe de Música y la de Inglés el de Manualidades, de modo que no sé lo que es sintagma nominal, pero me he aprendido muy bien la canción de “Todo está en los libros”. Y en inglés ya sé decir “pencil”, “paper” y “paint”… ¡Ah! Y “my Taylor is rich”. No está mal, ¿eh?

Además, el bedel del cole nos ha dado la clase de Historia, y me he ganado un diez cuando en el examen he dicho que Franco era un señor bajito que salía en las monedas de peseta (sea lo que sea la peseta, que yo creo que era la consola que había antes de la PlayStation), y que si levantara la cabeza, -Franco, digo, no la peseta- se haría un chichón con la tapa de la tumba.

Y estoy seguro de que habría aprendido a contar hasta cien sin calculadora si la profe de mates no se hubiera puesto enferma tantas veces, pero yo la entiendo: tenía que sacarse un sobresueldo trabajando de gogó para llegar a fin de mes y muchos días aparecía en clase con el uniforme de trabajo. Y como este año nos tocaba la calefacción un día de cada cuatro, pues… Bueno. Paciencia. Ya aprenderé en la universidad, si mis papis pueden pedir otro crédito.

He ayudado mucho en casa

Pero te estaba diciendo, Papá Noel, que he sido un niño muy bueno. He ayudado a mis papis en la mudanza cuando vinieron a casa unos señores muy antipáticos y nos dijeron que nos teníamos que ir. Aún no sé por qué, pero papá, cada vez que pasa delante del banco, le tira una piedra a los cristales. Yo le digo que no lo haga, que lo vas a dejar sin regalos, pero él como si nada.

Sin embargo, yo sí que me he portado muy bien. Fíjate que hasta he cuidado de mamá, que se ha puesto malita. Íbamos a llevarla al hospital, para que se curase, pero es que nos salía más barato, decía papá, enviarla a un balneario.

He cuidado a mi mamá

El caso es que, teniéndola en la cama y curándola con medicinas caseras (¡cualquiera las compra en la farmacia, si queremos, además, comprar comida!, dice mi hermana, que es la única que tiene trabajo: de alargadora de cola en el INEM, algo así), la hemos curado, a la pobre.

Santa Watching

Papá Noel: he sido un niño bueno. Y soy tan bueno que te voy a pedir un regalo para mi familia quiero cuatro billetes de ida a un país donde los que mandan no se rían de ti, donde aprender y curarte sea tan importante que sólo pagues si quieres pagar. Donde quien manda no es un banquero sino un señor a que han elegido entre todos los mayores…

Atentamente:

Paquito.

P.D. Mi papá también te pide una escopeta, pero mejor no se la traigas, no sea que la quiera para cazar uno de tus renos, porque dice que aún no sabe qué vamos a comer estas Navidades.

E.P.U.C.A.

Se acercan esas fechas en las que todos somos felices por decreto ley ¿Todos? ¡No! Como en los tebeos de Asterix, queda un pequeño reducto rodeado de la invasión, en este caso, navideña que resiste y resistirá siempre al empalagoso Espíritu de la Navidad.

Es una aldea de verdaderos irreductibles que considera que los Reyes Magos son unos vagos miserables que sólo trabajan una noche al año y, encima, van cómodamente montados en camello, mientras sus pajes dan la vuelta al mundo a pie.

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¿Y Papá Noel? Ese es otro. Además, los Reyes tienen, al menos, la decencia de comprar los regalos. Ese gordo que viste como un gorila daltónico en pijama, con su gorrito y todo, tiene a los pobres elfos esclavizados todo el año en su taller. Y ni siquiera les paga.

Si los niños supieran…

“Jou, jou, jou…” Ríete gordo miope, pero que sepas que Mamá Noel está liada con el Rey Baltasar. Además, una asociación ecologista ha liberado a los renos. Esta Navidad vas a tener que enganchar  gatos al trineo, o tirar tú de él.

La ilusión de los niños “¡Ay qué ganas de que llegue Papá Noel!” “Mamá, ¿falta mucho para que vengan los Reyes?” Si los niños supieran quién les trae los regalos, iban a tener pocas ganas de portarse bien. Total, peores que los tipos que se los regalan, no van a ser.

Combatir el fuego con fuego

De hecho, parte de los niños van a ser nuestros aliados en la lucha. Concretamente, esos que le pidieron una bicicleta, un poni y la X-box a Papá Noel o a los Reyes y éstos, aduciendo que el nene había sido malo, le trajeron un jersey de lana, muy calentito, eso sí, o un montón de carbón.

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Lo que pasaba era que no les había dado tiempo a los elfos a fabricarlo todo, de un lado, o a los pajes a comprarlo, si el niño se lo había pedido a esa mafia del regalo que son los Reyes Magos. He dicho bien: mafia. Son capaces de influir en la demanda de uno u otro juguete y por lo tanto en su precio. Es que tienen un cuñado publicista.

E.P.U.C.A., medidas extremas

Pero el E.P.U.C.A. (Elfos y Pajes Unidos Contra el Absolutismo) va a hacer que todo cambie. De momento, ya les hemos pinchado las jorobas a los camellos y hemos sustituido las riendas del trineo por regalices.

Eso sí: el golpe de gracia llegará con una campaña publicitaria. En ella, haremos creer que en la Navidad se celebra el nacimiento de Cristo y (no es que seamos malos, es que hay que tomar medidas desesperadas) mentiremos a los niños diciéndoles que Papá Noel y los Reyes Magos son, en realidad… ¡Los padres!

Aunque no sé si se lo van a creer.