Gafas de sol: un regalo útil y elegante

Me gusta ver amanecer y, más aun, habida cuenta de que no tengo que madrugar, me gusta ver anochecer. Salvo en una situación: no soporto el sol de frente cuando voy conduciendo, y durante mucho tiempo, me ha tocado ir o volver de mi puesto de trabajo, sobre todo hacia los meses de mayo y junio, con el parasol del coche perpendicular al techo y buscando un camión para refugiarme detrás de él de los molestos rayos solares.

Afortunadamente, a alguien se le ocurrió en uno de mis cumpleaños, regalarme unas gafas de sol. Y tiene mérito, habida cuenta de que cumplo los años en el frío y nublado diciembre. El caso es que soy un poco como aquél que se pasa dos horas diciendo “¡Ay, qué sed que tengo!, ¡ay, qué sed que tengo!” y, cuando le dan agua continúa con la cantinela “¡Ay, qué sed tenía!, ¡ay, qué sed tenía!”, pero es que me gusta explicar mi caso, que es lo que voy a hacer en los próximos párrafos:

Y es que las gafas de sol me han cambiado la vida. Literalmente. Ahora ya no me juego el pellejo cada vez que conduzco con el sol bajo y de frente. Además, me he acostumbrado tanto a este complemento que no soy capaz de salir de casa sin él. Apenas brilla el sol, me echo la funda con las gafas al bolsillo de la camisa o al bolso (sí: soy de esos hombres que llevan bolso) y las luzco nada más pisar la calle.

Con nombre propio

Entiendo también que es una falta de cortesía preguntar por el precio de un regalo y por los detalles de la compra: el dónde el cómo y, en menor media, el cuándo. De este modo, me he puesto a investigar –ayuda mucho que quien me regaló las gafas no las sacara de su embalaje, de modo que la pregunta del dónde se respondía leyendo el remitente del paquete. Hala: a buscar la página de Roberto Martín.

¿Dónde se había metido robertomartin.com durante toda mi vida? Creo que eso es lo que me planteaba mientras miraba y admiraba un catálogo espectacular de gafas de sol de marcas punteras a unos precios irrisorios. Y, como soy así de curioso (dime que tú no harías lo mismo), me puse  buscar el modelo que mi amigo me había regalado, por aquello de saber cuánto me iba a costar su regalo de cumpleaños –por cierto, el mes que viene-.

Un catálogo enorme con pecios minúsculos

Casi me vuelvo loco para encontrar el modelo, puesto sólo sabía la marca. A final, di con ellas: unas gafas de sol Ray Ban RB 4180 601/71 58 Liteforce Tech Line (¡uf!) que cuestan sólo 131 euros. Aunque pueda parecer un coste bajo (lo es, por unas gafas de sol de esta marca y calidades), se trata de una cuantía media-alta para los espectaculares precios que se ofrecen en la web.

Y, como me gusta, siempre que puedo, echar un vistazo a regalos potenciales por si un día me quedo sin ideas –improbable, pero no imposible- he echado una ojeada, a ver qué le puedo comprar a mi hermana, cuyo santo se aproxima a una velocidad de vértigo:

Sabiendo sus gustos, me he ido a unas de la marca “Roberto Martín”, simplemente perfectas y más ideales todavía si tenemos en cuenta el precio. Son las más caras de la marca que se ofrecen en el catálogo y cuestan… ¡¡55 euros!! Se trata de unas gafas de sol Roberto polarizadas RO0412. Por ese precio, le compro las gafas a ella y un pañuelo a mi cuñado para que se seque los sudores que le van a entrar sólo con verla tan guapa.

Todas las garantías

Pero, ¡ojo! Soy de los que aún se fían lo justo de las tiendas virtuales. Antiguo (o tonto) que es uno ¿Qué garantías me ofrece Roberto Martín? Las gafas de sol no dejan de ser un complemento y, como tal, debemos probárnoslo, lo que supone un riesgo de que no nos guste y se quede, como el arpa de la poesía, “Del salón en el ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo”. Que puede ser un riesgo comprarlas y otro hacerlo sólo por la foto del catálogo quiero decir.

Pero se ve que desde la tienda virtual también han pensado en ello, de modo que, para empezar, te envían el paquete gratis (para España) vía mensajero, con que lo tienes en 24/48 horas en tu casa en días laborables. Además, dispones de 14 días para devolver las gafas en caso de que tengan algún defecto, no sean las que habías pedido o no resulten como pensabas que iban a ser (léete las condiciones en la página).

En cuanto a la forma de pago puedes usar PayPal, tarjetas, contra reembolso o por transferencia bancaria. Por lo demás, puedes seguir en todo momento tu pedido… ¿Se te ocurre alguna otra excusa? A mí se me han acabado.