Camisetas: a cada uno a suya

Podría parecer que una vez pasado Helloween nos íbamos a quedar sin ideas en este blog. Pues mira: no. Lo bueno del mundo del regalo es que no es necesaria una fecha concreta para hacerlo ni para hablar de él. Es más: vamos a hablar de algún que otro obsequio que, si no nos paramos a pensarlo, podría parecer fuera de su sitio en el calendario.

Si, por el mero hecho de que no podemos lucir las camisetas de manga corta a causa del frío te crees que no es buena idea regalarlas, te equivocas. Este tipo de prendas, al contrario que las bicicletas, no son sólo para el verano. Las que aquí te ofrecemos son camisetas “de interior” en dos sentidos, y los dos por la misma razón:

¡Guau!

Son de interior porque son ideales para llevar debajo del resto de la ropa; y son de interior porque lo mejor es no salir con ellas de casa. La razón para tan restrictivos usos se refiere a que cualquiera puede vernos con ellas.

Lo que se ve y lo que no se ve

Veamos la primera de ellas –pasando el tiempo, traeremos más-: se trata de una prenda de fondo negro con una guitarra esbozada con líneas blancas sobre la que se pueden ver unas líneas de colores que no está muy claro si quieren imitar llamas surgidas de extraños productos químicos o unas letras de neón colocadas por un operario con veinte tequilas en el cuerpo.

Pero lo mejor es que puedes hacer música con ella. Sí, sí: como lo lees. Por si no fuera lo bastante llamativa, puedes colgarte un amplificador del pantalón y tocar la guitarra para volver miradas hacia ti. Te puedes marcar catorce acordes diferentes, por si te apetece reproducir algún tema o quieres ir por la calle componiendo.

¿Malentendidos?

Pero lo peor de todo, el argumento definitivo por el que denunciar y condenar a sus creadores, lo más insultante, lo que hace sentir vergüenza propia, ajena y en alquiler, lo que más me molesta cada vez que veo esta camiseta… es que me gustaría comprármela.

Por si fuera poco llamativa, tanto que cualquiera podría querer quitárnosla nada más verla, podemos ponerle banda sonora a nuestra vida. Claro que, tampoco nos vamos a llevar un disgusto demasiado caro.  Total, sólo son 22,50 euros.

¡Huy!, perdón ¿He dado a entender que no me pondría esta prenda? Pero, hombre, ni que estuviéramos hablando de un Jar Jar Binks impreso en la tela…