Regalos de aniversario (para ella y para él)

Aunque llevemos cinco años con nuestra pareja (o precisamente por ello), no siempre es fácil dar con el regalo perfecto para un aniversario. Obviamente, depende de cómo es la otra persona, de la naturaleza, más o menos romántica, estable, tranquila… de la relación y de muchos otros factores. Pero el presente ha de estar ahí, después de la cena, entre sonrisas y palabras dulces.

Las ideas que aquí se presentan son sólo eso: ideas, que cada uno ha de adaptar a su situación, de modo que apenas será útil este artículo a quien no sepa cómo es y que espera de él –o de ella- su pareja.

para ella y para él

Para ella, para nuestra joya, nuestra paz y descanso

Comenzaremos por un par de regalos para ella: y vamos a quedar estupendamente con una fruslería, un anillo o una sortija. La gama es amplísima, para todos los gustos y bolsillos: desde metales como el acero o incluso materiales plásticos –en todo caso tampoco nos pasemos con lo de la austeridad- hasta maravillas de oro o titanio con todo tipo de piedras preciosas incrustadas.

El presupuesto depende del gusto de nuestra chica y de la salud de la cuenta corriente: podemos pagar un euro o gastarnos los más de cinco millones y medio que vale el anillo más caro del mundo. Entre uno y otro, existen modelos y precios.

Una segunda idea que, sin duda, nos agradecerá mucho es la de un cheque regalo para gastar en un spa. Que durante un fin de semana la mimen con todo tipo de atenciones: masajes, baños termales, peluquería, manicura… Que la traten como a la reina que es.

El regalo para alguien por quien estamos levitando todo el tiempo

Ahora, para él. Y vamos con un clásico: el reloj. Puede no ser el regalo más romántico del mundo pero pocos hombres podrían evitar caer rendidos a los pies de una dama que les ponga en la muñeca un “Octo” de Bulgari.

Otra buena idea es regalarle a un chico un gadget. Cualquiera, siempre que hablemos de tecnología punta y pueda darle envidia a sus amigos, desde un helicóptero a radio control hasta un “superlevitador”, que no deja de ser una bola de núcleo metálico, suspendida por medio del electromagnetismo, sobre una base imantada.

En todo caso, el regalo ha de ir más allá de su utilidad o de su precio. Cuando uno le regale algo a su pareja, sea lo que sea, en el objeto ha de ir un trocito de corazón y en la mirada o los labios, una gota de miel.