Ya está aquí el Día del Padre

El día 19 de marzo está a la vuelta de la esquina, San José; siempre he pensado lo paradójico de dicha elección, el santoral es así de cruel… En fin, que si todavía no tienes un regalo para tu padre, no sé a qué estás esperando. Si lo que pasa es que todavía no se te ha ocurrido nada, no te preocupes más, para eso estamos aquí.

Habrá que pensar en el tipo de padre que tienes, y en función de ello irá el regalo. Pero hay una serie de regalos que podríamos agrupar en la categoría “clásicos” y que no destacan por su originalidad, pero sirven para pasar el trámite. Nos estamos refiriendo, por supuesto, a las corbatas, colonias, calcetines, carteras, cinturones o a las tazas y demás objetos bizarros dedicados “al mejor padre del mundo”.

Con la ternira que corresponde
Con la ternura que corresponde

Pero si tienes un mínimo de respeto y consideración hacia tu progenitor, como debería ser, intentarás currártelo algo más. Supongamos que tienes un padre tradicional, de bigote, fútbol y zapatillas. Es difícil, porque tendrá de todo y lo que no tenga es porque no le gusta, pero tiene un punto débil: es un tipo práctico. Por ahí puedes pillarle con, no sé, una herramienta de bricolaje que no tenga o un buen coñac.

Regalar a un padre no es fácil, pero alguien tiene que hacerlo

Los padres jóvenes son más fáciles, porque todavía miran a sus hijos con ternura e ilusión. A estos puedes regalarles cualquier cosa (aceptarán de buen grado ropa o herramientas), pero agradecerán especialmente algo que les recuerde sus tiempos de libertad. Que es un friki, pues una miniatura del Halcón Milenario; que le gusta lo manual, pues un kit para fabricar cerveza; que le gusta el deporte, pues una barba para esquiar.

Hay una tercera gran categoría: la del padre que ya no es joven pero sí “marchoso”, o va de eso; aunque si usa ese término en concreto, ya sabemos… En esos casos es muy socorrida una colección de música de su época (pero no se lo digas así), equipación para su nueva e inesperada afición deportiva o algún gadget (pero no se lo digas así) tecnológico.

Resumiendo, no es fácil regalar a un padre, gente y vapuleada por las adversidades de la vida. Siempre puedes objetar que esta es un de esas fechas programadas por las grandes superficies para sacar la bestia consumista que llevamos dentro y, con ella, las perras. Seguramente que te acuerdes de ellos sea el mejor regalo. Había que acabar con un buen tópico, ¿no?