Regalos que respetan la cartera

A todos nos pasa que tememos la llegada de un mes en concreto, cada cual el suyo. A lo largo de esos treinta días estamos invitados a dos cumpleaños, un aniversario, un bautismo y una reunión de antiguos alumnos en la que algún creti… compañero ha propuesto que juguemos al amigo invisible. Y encima, nos toca pagar el seguro del coche.

Como no parece adecuado pedirle un aumento al jefe (pobrecito, está al borde del colapso nervioso, con la crisis y la bajada de ingresos), tendremos que ingeniárnoslas para hacer creer a nuestros amigos y conocidos que, justo ese fin de semana estamos con gripe, para no arruinarnos comprando los regalos. O no.

Un presupuesto ajustado

De acuerdo: sube todo menos tu sueldo, que parece empeñado en quedarse a vivir en el sótano. Pero eso no significa que no puedas quedar estupendamente con un regalo del que, quien se entere de cuánto te ha costado, te preguntará, invariablemente, “¿Sólo?”.

Comencemos por un obsequio para ese bebé que ha sido tan valiente de venir al mundo y que se bautiza el día dos: ¿qué tal un termómetro para su bañera, con pantalla digital y en forma de estrella de mar? Con una piel tan sensible como la de los bebés es muy fácil que se queme, de modo que los papis van a agradecer lo que para el bebé es un juguete y para ellos una fuente de tranquilidad. Pero la agradecida será tu cartera, que sólo se desprenderá de quince euros, como mucho.

¿Por qué nos empeñamos en celebrar que somos más mayores?

Como dos de tus amigos cumplen años en fechas muy cercanas, han decidido celebrarlo el día siete y ahorrarse montar dos fiestas. Pero, eso sí, cada uno quiere su regalo. Muy inteligentes. Pero tú no lo eres menos, de modo que les vas a regalar a los dos lo mismo, para que no discutan y además, evitar perder tiempo en la búsqueda:

Después de darle vueltas y vueltas, descubres qué tienen ambos en común: te cuentan que les gusta dormirse escuchando la radio. Y para eso también tenemos un buen regalo: una almohada con altavoz. Audible sólo para quien tenga la cabeza sobre ella, incorpora una entrada minijack que permite conectar la radio o cualquier otro reproductor. Treinta y cinco euros cada una.

Antiguos alumnos, viejos conocidos

El tiempo avanza y, con él, tu vida social: tercer domingo de mes, como cada año, toca reunión de antiguos alumnos, y esta vez, además, en el acontecimiento, alguien ha montado un “amigo invisible”, en el que te ha tocado un chico al que casi no conocías cuando erais compañeros y del que no sabes casi nada desde hace años… No esperará que te pases del límite de veinte euros que os habéis impuesto…

¡Ya está! Una hucha contable. Se trata, justamente de lo que su nombre indica: una hucha transparente que va contando el dinero acumulado según lo vamos introduciendo. Perfecta para qué sepa cuánto dinero lleva ahorrado en cada momento. Hemos quedado estupendamente con un gasto mínimo: doce euros.

En aniversarios, mejor regalemos con gusto

Y hemos dejado lo mejor para el final (de mes). Sólo a ti podía pasarte que empezases una relación con tu pareja el día veintisiete ¿De dónde habrías sacado el dinero para invitarla a aquella copa? ¡Ah, no! Si fue ella quien te invitó. Ahora todo encaja.

En fin: día veintisiete. Y en veintiséis por la tarde aún no tienes claro qué regalarle. Porque sabes que ese “no es preciso que me regales nada”, en vuestro sutil lenguaje de enamorados quiere decir “como no me traigas un regalo que te deje la cuenta corriente temblando, ya veré cómo, pero te hago dormir en la bañera”.

Los regalos personalizados, siempre una buena idea

Hala, a buscar. Y mejor será que le parezca romántico y que pueda presumir ante sus amigas. Por el bien de tu descanso… ¡Ya está! Una taza de desayuno personalizada. Por apenas cinco o seis euros, podemos imprimir en un mug esa foto de los dos juntos con un “Te quiero” escrito, o el recuerdo de aquel viaje, o…

Y así termina un mes en el que muy podríamos habernos gastado cerca de quinientos euros en regalos y en el que, sumando, apenas hemos llegado a los cien. Si es que en el mundo de los regalos, como en tantos otros, hemos de sacar a relucir la inteligencia antes que la cartera.