Amazon Kindle: el futuro a 79 euros

Algunos regalos mezclan lo tradicional con las más modernas tecnologías. Y, tal frase se ve elevada al máximo exponente cuando mezclamos la tradición del libro y la modernidad de la electrónica. Eso es: hoy vamos a alegrarle el día a alguien a quien queremos con un ebook.

Independientemente de los motivos por los que regalamos un libro o del contenido de la obra, factores ambos sobre los que ya hemos hablado, los tiempos han avanzado lo suficiente como para que también nos veamos obligados a decidir si regalar un libro impreso o uno electrónico.

El nuevo Kindle

Salvo las muy respetables ideas románticas sobre el tacto del papel o el olor de la tinta cuando abrimos un libro por primera vez, el resto de motivos le da la razón al ebook. Por precio, comodidad e incluso respeto al Medio Ambiente, elegiremos el libro electrónico.

Nos ahorramos un dinero y ganamos en comodidad

Si el argumento que vamos a comparar es el económico, tomemos un titulo como ejemplo: la nueva de Matilde Asensi, La conjura de Cortés (delicioso culmen de las aventura de Martín Ojo del Plata). El libro físico cuesta más de veintiún euros; el electrónico, menos de diez.

Por lo que se refiere a la comodidad, aunque parezca evidente, vamos a explicarlo: tomemos el último ereader de kindle, el Amazon Kindle: en un espacio de 16,6×11,4×0,87 podemos almacenar 1,25 gigas de libros. Traducido: podríamos meter unas mil veces el texto del Quijote en un soporte que nos cabe en la palma de la mano.

Mamá Naturaleza y nuestros ojos nos lo agradecerán

Hablábamos también de respeto a la Naturaleza, aunque, tratándose de ebooks este concepto requiere pocas explicaciones, en tanto en cuanto no se precisa papeles ni tintas que al fin y al cabo, provienen de la Naturaleza –por reciclada que sea, en algún momento, esa página fue parte de un árbol.

Nos hemos referido a las tres primeras ventajas del ebook sobre el libro impreso, y, aunque podríamos seguir comparando ambos soportes hasta la saciedad, hasta entonces seguiría ganando el formato electrónico, incluso desmontando falacias como que daña la vista.

… Un giro en la historia

Pero no vamos a hacerlo, entre otros motivos porque no vamos a regalar ningún libro propiamente dicho (…) Acallados los rumores de desconcierto entre el público, aclaramos que lo dicho hasta ahora no es baladí: todo ello nos será útil para decidirnos por un regalo muy práctico y a muy buen precio: el nuevo Amazon Kindle.

Por 79 euros podemos tener la nueva propuesta en cuanto a lectores de ebooks de Amazon –veinte euros menos que el modelo anterior-. Las medidas que dábamos hace cuatro párrafos son las que se corresponden con las del ereader en cuestión. De nuevo esperamos a que quienes no las recuerden, revisen este texto. Los esperamos en el próximo párrafo.

Una lectura placentera

¿Ya? Seguimos: la experiencia de uso del Kindle es maravillosa gracias al fenomenal contraste que ofrece así como la velocidad de paso de página, un quince por ciento mayor, según sus fabricantes. Son, en todo caso, seis pulgadas de pantalla con un resolución de 167 píxeles por pulgada y 17 niveles de grises. Para los legos en electrónica, imagen y tonterías semejantes: no está nada mal.

Y tampoco está nada mal el hecho de que el ereader incorpore una conexión WIFI que nos permita descargarnos libros desde cualquier parte. Asimismo, la duración de la batería ronda entre las tres y las cuatro semanas, la memoria interna, dos gigas de los que 1,25 (¿le suena la cifra?: mil Quijotes) se destinan a biblioteca.

En todos los formatos, para todos los públicos

En cuanto al formato de los ebooks, pueden ser Kindle (AZW), TXT, PDF, MOBI (sin protección DRM) y PRC. Se echa en falta el ePub, pero para eso existen gran cantidad de programas de conversión de formato gratuitos.

Si se ha quedado con ganas de saber más sobre el kindle, sería buena idea echar un vistazo a http://librista.es/amazon/kindle/ , donde se ofrece una información más amplia sobre el que apunta a ser el lector del futuro a un precio del pasado.

¡Qué difícil es regalarle algo a un niño!

Cuando se trata de darle una alegría al pequeño de la casa casi siempre tenemos un problema. Sobre todo si no es el pequeño de nuestra casa. Queremos que al chico le haga ilusión y, a la vez, le guste a los padres, por no decir que el chico puede convertirse en el ejecutor de nuestra buena relación con sus papis.

La ejecución tendrá lugar en cuanto desprecie el esfuerzo que hemos hecho por buscarle algo original, bonito y adecuado a su edad. Las palabras mágicas son: “No me utta”. Tres palabras pronunciadas con lengua de trapo que suelen provocar el sonrojo de los, hasta el momento, orgullosos papás, seguidas de palabras de disculpa, a la vez que instan al pequeño destructor de amistades a que dé las gracias.

regalos infantiles

De mal en peor

Pero el mal ya está hecho. En cuanto nos marchemos, sabemos que los padres retirarán el juguete de la vista del infante y que sólo lo sacarán cuando vayamos de visita. “Pero mira cómo lo cuida, si aún lo tiene nuevo… Es sujuguete favorito”, proclamarán los muy hipócritas y ya casi examigos.

Por su parte, los padres del monstruito comentarán, apenas sepan que no los oímos, el mal gusto que tenemos para los regalos y repasarán uno a uno todos los que les hayamos ofrecido a lo largo de tantos años de amistad: que éste de baratillo, que si aquél de una horterez supina…

Condenado mocoso… “No me utta”·

Prevengamos

Para evitar tan desagradable (vale: y muy exagerada) situación, al igual que con los adultos, hemos de conocer al pequeño, sólo que en este caso a través de las palabras de sus padres. Que escuchemos a los orgullosos y babeantes culpables de a criatura cuando hablen de ella, vamos.

Una vez que sabemos cómo es –sería ridículo regalarle un DVD con las aventuras de Heidi a un muchacho que no es capaz de estarse quieto ni cuando le dan el biberón-, pensemos también en cómo agradar a sus padres. En este aspecto, los juguetes de muchos colores, educativos y de apariencia rara suelen funcionar muy bien.

No queremos correr riesgos

Y vamos a terminar este artículo sin hacer una sola recomendación concreta. Porque cada niño tiene sus gustos, porque sus padres tendrán sus criterios sobre qué es bueno y qué no para el retoño y porque no soportaríamos que por nuestra culpa tuvieras que oír proveniente de una enfurruñada lengua de trapo: “No me utta”.

Tic, tac… La hora de ser originales

Del mismo modo que los móviles sirven para jugar, enviar mensajes, hacer fotos, grabar vídeos, navegar por Internet, orientarnos en ruta y, de vez en cuando, para llamar por teléfono, los relojes pueden ser mucho más que artilugios de dar la hora.

Dicho esto, según a quién le regalemos un reloj, nos vamos a encontrar con una gama tan amplia que lo difícil va a ser no acertar con el bueno. Pero no vamos a ocuparnos de los clásicos, ya sean de vestir, deportivos, de gama media o de lujo. Éstos, para otra ocasión.

reloj

De los que hoy vamos a tratar son de los que se cuentan entre los llamados “originales”: artilugios curiosos que, como valor añadido, dan la hora. Y como son muchos los ejemplos, reduciremos la lista a aquéllos que más nos han llamado la atención:

La envidia de 007

Comencemos por un reloj que hará las delicias de los fanáticos de las pelis de espías: con una cámara indistinguible en el número dos, podemos grabar vídeo y sacar fotografías hasta llenar los dos gigas de capacidad  luego volcarlas a nuestro ordenador vía USB. Es también por este puerto por el que podemos recargar su batería de litio.

Por lo demás, nadie diría que no es un reloj normal, del montón, lo que también dirían de la versión “sport” de este gadget, que al igual que la de vestir, posee una luz LED que nos indica que está funcionando.

Para frikis de las matemáticas

Otra idea: ¿qué tal quedaría decir “son las equis cuando menos ocho es igual a don menos equis”?, ¿o “son un octavo de noventa y seis medios”? Seguro que quien nos pregunte la hora no volverá a hacerlo. Es cierto que sería mucho más sencillo haber dicho “las diez” o “la seis”, respectivamente. Pero el reloj ecuación es así: se trata de divertirse, aprender y saber qué hora es.

Se trata de un reloj de pared de casi veintiocho centímetros de diámetro en el que los números han sido sustituidos por ecuaciones. Si el chico suspende matemáticas, regalémosle uno. Puede que no mejore en la asignatura, pero seguro que o encontrará original.

Un despertador escurridizo

Y finalizamos con la solución para los que no se despiertan porque, inconscientemente, apagan el despertador y siguen en el mundo de Morfeo: “Clocky”, un despertador con ruedas que, en cuanto empieza a sonar, sale disparado y se mueve erráticamente por toda la habitación. Para cuando lo hayamos “cazado”, ya estaremos bien despiertos. Además, suena muy parecido a R2D2 robot de la Guerra de las Galaxias. Por suerte, no le han puesto la voz del ultra irritante Jar-Jar Binks…

La música, un regalo agradecido

Pocos regalos son más personales que la música. Cada uno siente impulsado por una u otra canción, uno u otro tipo de música, de modo que hemos de conocer bien al agasajado. En algunos casos, es fácil regalar música: aunque sea por mera eliminación, es difícil que le regalemos a nuestra pareja, por San Valentín, los grandes éxitos de Sex Pistols.
Vamos a seleccionar para este artículo una serie de ocasiones  y destinatarios y a jugar a qué música les regalaríamos. Cierto es, insistimos, que hay que saber muy bien de los gustos del agasajado, de modo que cada cual, aun leyendo la sugerencia, puede darse a sí mismo una respuesta.

Conocer al agasajado

Vamos a empezar, por ejemplo por el cumpleaños de un amigo. Antes de responder con un disco en concreto, sería bueno pensar, ya que no en un artista en concreto, en la forma de ser nuestro allegado: ¿es una persona tranquila, seria? ¿Se trata más bien de un juerguista impenitente? ¿O tal vez pertenezca a una tribu urbana? Vamos a suponer que este último es el caso, que sea heavy. En este caso, sería buena idea regalarle algo clásico dentro del movimiento, “Kill ‘em all”, de Metallica, o el especial de los ocho primeros discos de Iron Maiden, recién lanzado.

Los sesenta, un recurso seguro

¿Y en el caso de papá? ¿Qué le regalamos el día diecinueve de Marzo? A ver: ¿qué época le ha tocado vivir? ¿La hippie de los sesenta? ¿Es mas mayor o más joven quienes la vivieron? Para la ocasión, supongamos vivió la época en la que más se podía parar a disfrutar de la música en los años sesenta-setenta. En este caso, sería fantástico regalarle Abba Gold, la colección de grandes éxitos de Abba. Más posibilidades: vamos con la que insinuábamos al principio de este escrito: decíamos que qué música le regalábamos a nuestra pareja en San Valentín. Para esto, el mercado y lo comercial de la fecha nos lo ponen muy fácil: unas semanas antes de la fecha suele salir al mercado algún recopilatorio del tipo “TQM”.

Música sólo para sus oídos

Claro que, si deseamos que sea un San Valentín verdaderamente especial, contratemos un músico, perdamos la vergüenza y, ramo de rosas en mano, démosle la más bonita de las serenatas a nuestra pareja. Vale: nos hemos pasado ¡Qué vergüenza! Una opción más barata e igual de personal y bonita es regalarle una canción dedicada, su favorita, presentada por un locutor  sólo para esa persona tan especial.

Regalos que respetan la cartera

A todos nos pasa que tememos la llegada de un mes en concreto, cada cual el suyo. A lo largo de esos treinta días estamos invitados a dos cumpleaños, un aniversario, un bautismo y una reunión de antiguos alumnos en la que algún creti… compañero ha propuesto que juguemos al amigo invisible. Y encima, nos toca pagar el seguro del coche.

Como no parece adecuado pedirle un aumento al jefe (pobrecito, está al borde del colapso nervioso, con la crisis y la bajada de ingresos), tendremos que ingeniárnoslas para hacer creer a nuestros amigos y conocidos que, justo ese fin de semana estamos con gripe, para no arruinarnos comprando los regalos. O no.

Un presupuesto ajustado

De acuerdo: sube todo menos tu sueldo, que parece empeñado en quedarse a vivir en el sótano. Pero eso no significa que no puedas quedar estupendamente con un regalo del que, quien se entere de cuánto te ha costado, te preguntará, invariablemente, “¿Sólo?”.

Comencemos por un obsequio para ese bebé que ha sido tan valiente de venir al mundo y que se bautiza el día dos: ¿qué tal un termómetro para su bañera, con pantalla digital y en forma de estrella de mar? Con una piel tan sensible como la de los bebés es muy fácil que se queme, de modo que los papis van a agradecer lo que para el bebé es un juguete y para ellos una fuente de tranquilidad. Pero la agradecida será tu cartera, que sólo se desprenderá de quince euros, como mucho.

¿Por qué nos empeñamos en celebrar que somos más mayores?

Como dos de tus amigos cumplen años en fechas muy cercanas, han decidido celebrarlo el día siete y ahorrarse montar dos fiestas. Pero, eso sí, cada uno quiere su regalo. Muy inteligentes. Pero tú no lo eres menos, de modo que les vas a regalar a los dos lo mismo, para que no discutan y además, evitar perder tiempo en la búsqueda:

Después de darle vueltas y vueltas, descubres qué tienen ambos en común: te cuentan que les gusta dormirse escuchando la radio. Y para eso también tenemos un buen regalo: una almohada con altavoz. Audible sólo para quien tenga la cabeza sobre ella, incorpora una entrada minijack que permite conectar la radio o cualquier otro reproductor. Treinta y cinco euros cada una.

Antiguos alumnos, viejos conocidos

El tiempo avanza y, con él, tu vida social: tercer domingo de mes, como cada año, toca reunión de antiguos alumnos, y esta vez, además, en el acontecimiento, alguien ha montado un “amigo invisible”, en el que te ha tocado un chico al que casi no conocías cuando erais compañeros y del que no sabes casi nada desde hace años… No esperará que te pases del límite de veinte euros que os habéis impuesto…

¡Ya está! Una hucha contable. Se trata, justamente de lo que su nombre indica: una hucha transparente que va contando el dinero acumulado según lo vamos introduciendo. Perfecta para qué sepa cuánto dinero lleva ahorrado en cada momento. Hemos quedado estupendamente con un gasto mínimo: doce euros.

En aniversarios, mejor regalemos con gusto

Y hemos dejado lo mejor para el final (de mes). Sólo a ti podía pasarte que empezases una relación con tu pareja el día veintisiete ¿De dónde habrías sacado el dinero para invitarla a aquella copa? ¡Ah, no! Si fue ella quien te invitó. Ahora todo encaja.

En fin: día veintisiete. Y en veintiséis por la tarde aún no tienes claro qué regalarle. Porque sabes que ese “no es preciso que me regales nada”, en vuestro sutil lenguaje de enamorados quiere decir “como no me traigas un regalo que te deje la cuenta corriente temblando, ya veré cómo, pero te hago dormir en la bañera”.

Los regalos personalizados, siempre una buena idea

Hala, a buscar. Y mejor será que le parezca romántico y que pueda presumir ante sus amigas. Por el bien de tu descanso… ¡Ya está! Una taza de desayuno personalizada. Por apenas cinco o seis euros, podemos imprimir en un mug esa foto de los dos juntos con un “Te quiero” escrito, o el recuerdo de aquel viaje, o…

Y así termina un mes en el que muy podríamos habernos gastado cerca de quinientos euros en regalos y en el que, sumando, apenas hemos llegado a los cien. Si es que en el mundo de los regalos, como en tantos otros, hemos de sacar a relucir la inteligencia antes que la cartera.